Se avecina una batalla fabulosa por dirigir la Federación Internacional de Ajedrez. Harto quizá de enfrentarse a Vladimir Putin, el ex Campeón Mundial Garry Kasparov ha decidido medir sus fuerzas contra el actual presidente de la FIDE, Kirsan Ilyumzhinov, en las elecciones que tendrán lugar en 2014.
Ambos anunciaron sus intenciones en Tallin, durante el 84 Congreso de la Federación. Kasparov llegó a crear un cisma en el ajedrez mundial en 1993 (no se cerró hasta 2006) al crear junto al británico Nigel Short la Asociación Profesional de Ajedrez (PCA) y romper con la FIDE del entonces presidente Florencio Campomanes.
Ahora se presenta como candidato para regir el ajedrez mundial durante cuatro años. Según informa el portal Chess.dom, que ha dado la noticia, Kasparov continuará adelante con su proyecto para llevar el ajedrez a las escuelas, para el que ha prometido un millón de euros.
Su rival es un enemigo formidable. Pese a que algunos lo ridiculizan porque asegura que el ajedrez fue traído a la tierra por los extraterrestres, entre otras afirmaciones peregrinas, es difícil superar su control del tablero mundial de los votos.
Ilymzhinov, como su antecesor, ha sido acusado más de una vez de conseguir los apoyos de algunos países de formas no del todo lícitas. El también excampeón Anatoly Karpov sufrió en sus carnes la fuerza de esta maquinaria y perdió las anteriores elecciones de la FIDE por 95 votos frente a 55.
Su fama le valió de poco. Kasparov goza aún de mayor popularidad, pero el reto parece más complicado que sus batallas contra el gigante informático Deep Blue.
El ogro de Bakú fue además el primer jugador que superó la barrera de los 2.800 puntos Elo, aunque en los últimos tiempos su marca ha sido superada por el joven prodigio noruego Magnus Carlsen. Quizá su baza secreta sea la ayuda del magnate estadounidense Rex Sinquefield, millonario y filántropo acostumbrado a donar grandes cantidades para el desarrollo del ajedrez.
Por Federico Marín Bellón