La IAAF ha hecho públicos los resultados de los controles antidopaje realizados en el Mundial de Moscú, en los que siete atletas han dado positivo.
Ninguno de ellos había logrado una medalla en sus respectivas modalidades; de hecho, los casos más llamativos lo son por lo opuesto.
El más flagrante es el del velocista afgano Massoud Azizi, positivo por nandrolona. Azizi compitió en Moscú en los cien metros lisos, en la cuarta serie. No sólo fue el último clasificado en su carrera, sino que su marca, 11.78, fue la cuarta peor de todos los participantes del Mundial. Parece que a Azizi no le sirvió de mucho la nandrolona.
Casi iguala el caso de absurdez de Azizi el positivo por EPO de Ebraim Rahimi. Rahimi participó en los 20 kilómetros marcha, en los que terminó 52º. Dicho así suena menos cruel que si se explica que Rahimi fue penúltimo, a casi quince minutos del ganador.
El único de los positivos que se metió en la final de su prueba fue el lanzador de jabalina ucraniano Roman Avramenko, quinto con un lanzamiento de 82.05. Se quedó a cuatro metros de las medallas. Las pruebas han revelado ahora que compitió dopado. No es que pueda sentirse más honrado que Azizi y Rahimi, pero al menos él no pasará a las páginas más tragicómicas del libro negro del dopaje. (abc.es)