La gesta de Chris Horner en la Vuelta a España obliga a mirar alrededor y buscar antecedentes de deportistas que desafían el paso del tiempo. El caso de Horner es único dentro del ciclismo masculino, pero no en el ciclismo en general.
El precedente del singular norteamericano está en Francia. Jeannie Longo ganó hace dos años el Campeonato nacional contrarreloj. Tenía 52 años. Este año volvió a participar, con 54, y fue novena. Hace 17 que ganó el oro en los Juegos de Atlanta y ya era una veterana (37 años). El ciclismo, al tratarse de un deporte de gran fondo, es un deporte más propicio para que se den estos prodigios, igualmente extraordinarios.
Más insólito resulta el caso de Merlene Ottey, medalla de bronce en Moscú ‘80 en los 200 metros lisos. La velocista, triple campeona del mundo durante los noventa, estuvo a punto de participar en los Juegos Olímpicos de Londres. Jamaicana de nacimiento, lo habría hecho con 52 años y nacionalizada eslovena.
El relevo balcánico se quedó fuera de Londres y Ottey no pudo ser olímpica y añadir otra participación más a su récord: es la atleta con más participaciones olímpicas (7) y con más medallas mundialistas (14). Y aún no se oyen planes de retirada.
El fútbol británico también ofrece dos ejemplos de longevidad. El del mítico portero Peter Shilton es el más extremo: 125 veces internacional con Inglaterra, 30 años de carrera, más de 1.000 partidos oficiales. Se retiró a los 48, un camino al que parece aspirar Ryan Giggs, la leyenda andante del Manchester United, que cumplirá 40 años en la que es su 24ª temporada en el club.
Preguntado por deportistas infinitos, el baloncesto español levanta la mano y señala a Darryl Middleton, que con 46 años jugó la pasada temporada en el Lucentum de la Liga LEB y busca equipo seguir este año.
Aun así, quizá el caso más impresionante de todos está fuera del profesionalismo: Carlos Soria partió hace unos días hacia el Himalaya para su décimo ochomil con más de 60 años. Su DNI marca 74. Las hojas del calendario se caen al mismo ritmo para todos, pero algunos privilegiados hacen equilibrio entre ellas. (ABC)