Recién ingresado en el Salón de la Fama del boxeo, mucho más delgado y en el comienzo de una nueva carrera como promotor, nadie esperaba que Mike Tyson, el último mito, confesara de nuevo sus miserias durante una rueda de prensa en Nueva York posterior a la Pelea de los Viernes en el canal ESPN.
Preguntaron al antiguo Campeón Mundial del peso pesado por su reciente reconciliación con Teddy Atlas, un boxeador frustrado por las lesiones que acabó como asistente del preparador y mentor de Tyson, Cus D'Amato.
No duró mucho en el equipo. Atlas se marchó en 1983, cuando el futuro rey del ring, que aún no había cumplido los 17, se mostró sexualmente agresivo con una pariente de su esposa de apenas 11 años.
Tyson dijo más tarde que le había "agarrado el culo a la chica". Atlas le puso una pistola en la cabeza y lo amenazó de muerte si volvía a acercarse a alguien de su familia.
Y hasta hoy, días en los que el tipo más duro de Brooklyn trata, espantado por los remordimientos, como Earl, de enmendar a toda prisa el mal que ha sembrado en esta vida, resumido en una lista. "A veces soy un mal tipo", admitió Tyson. "He hecho un montón de cosas malas y deseo ser perdonado. Quiero cambiar de vida, quiero una diferente a partir de ahora. Quiero vivir mi vida sobria. No quiero morir y estoy al borde de la muerte porque soy un alcohólico vicioso".
"No he bebido ni tomado drogas en seis días, y eso para mí es un milagro", añadió. "He estado mintiendo a todos los que pensaban que vivía sereno, pero no lo estoy. Este es mi sexto día. Jamás volveré a consumir". (Elmundo.es)