Como todo buen boxeador la infancia del múltiple campeón filipino Manny Pacquiao estuvo llena de privaciones económicas. Su infancia se desarrolló en las calles polvorientas de uno de los barrios más pobres de Kibawe.
Apenas a sus 14 años de edad Emmanuel Dapidran Pacquiao -su verdadero nombre- tuvo que abandonar la casa de sus papás para dirigirse a la capital Manila, donde trabajó como panadero y obrero de la construcción.
El dinero que ganaba tenía como único destino ayudar a su mamá, quien había sido abandonada por su padre. Las calles de Manila fueron su hogar. Ahí tuvo que enfrentar sus primeras peleas clandestinas donde con base en su calidad y fuerte pegada obtuvo el reconocimiento de los asistentes a esas contiendas donde logró convertirse en uno de los consentidos de los barrios bajos.
Su popularidad provocó que fuera conocido con el sobrenombre de “El Diablo Tagalo”. Su llegada al profesionalismo fue en 1995, pero ya con cierto grado de reconocimiento de la gente que lo había seguido.
Hoy la vida de Pacquiao es totalmente diferente. Su casa es una muestra del mucho dinero que ha ganado durante su trayectoria como profesional. Además de que es uno de los más grandes ídolos en su país.
El gobierno filipino emitió billetes de colección de cinco pesos con su figura. Un hecho increíble de su trascendencia en el país asiático es que cuando combate los niveles de delincuencia se reducen ostensiblemente.
Manny creó su propio partido político llamado: “El Movimiento del Campeón del Pueblo” con quien logró un escaño en el Congreso Nacional y todo hace indicar que el próximo año buscará convertirse en el Presidente de su país.
“Pacman” también incursionó en el mundo de la música, además de que es la imagen de una gran variedad de productos en su país. Por Arturo Sacramento
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