A Hamilton le da igual que llueva o que luzca el sol. El inglés sabe qué hacer para pelear siempre por la 'pole'. En Spa-Francorchaps también tuvo la suerte de su lado, pues la clasificación se disputó a ratos bajo lluvia y a ratos en seco.
En una locura que nadie era capaz de prever, el inglés gozó de una vuelta extra justo cuando la pista empezaba a secarse, aglo que aprovechó para marcar el mejor tiempo. También gozaron de ese giro de más Vettel y Webber, que acabaron segundo y tercero. A Alonso le perjudicó que dejara de llover tan pronto y sólo pudo ser noveno.
La clasificación comenzó con lluvia. Minutos antes de que el semáforo de la Q1 se pusiese en verde, los rádares de Meteo France -empresa oficial encargada de suministrar a los equipos y a dirección de carrera información metereológica- indicaban la presencia de nubes con mucha lluvia. Esta vez la predicción no falló y cayó agua sin control.
Todos los pilotos se apuraron a salir a pista, tratando de hacer un tiempo antes de que la pista se encharcara. Durante doce minutos, los tiempos fueron bailando y lo mismo uno lograba el mejor tiempo como instantes después estaba en la zona de eliminados. La calma llegó cuando cesó la lluvia y la pista fue secándose gracias a los bólidos.
Se creó un carril medianamente seco. Los peores equipos se la jugaron y pusieron el neumático de seco, mientras los demás se conformaban con sacar un segundo juego de ruedas de lluvia.
La apuesta de los humildes les salió bien: los dos Marussia pasaron, al igual que el Caterham de Van der Garde. Cayeron los dos Williams y los dos Toro Rosso. Para la Q2, la pista estaba casi seca del todo. Los Lotus, los Red Bull y los Ferrari demostraron porqué son los favoritos en Spa-Francorchaps.
En esta segunda ronda se acabó el sueño de los Marussia y de Van der Garde. Junto a ellos cayeron Hulkenberg, Sutil y Pérez. Massa y Hamilton se salvaron por escasas centésimas. Y, cuando parecía que las pulsaciones sólo se elevarían por la típica tensión de saber quién lograba la 'pole', los rádares de lluvia volvieron a encenderse.
Los paraguas empezaron a desplegarse en las gradas mientras los diez pilotos pujaban por colocarse en primera posición en el box. El semáforo se puso en verde y nueve de los diez bólidos -sólo se quedó Di Resta- salieron cual si fuera una carrera, dispuestos a intentar hacer un crono en seco cuanto antes.
El desfile fue, simplemente, eso, un desfile, porque la vuelta apenas les sirvió para darse cuenta de que debían poner neumáticos intermedios.
La carrera pasó a disputarse en los boxes, donde los mecánicos se afanaban en meter sus coches en los garajes y cambiarles las ruedas lo antes posible.
Di Resta, mientras los demás entraban a boxes, salió a pista. Firmó un crono más que decente (2:02:332), justo antes de que empezara a diluviar. Con lluvia, el inglés estaba muy cerca de su primera 'pole'.
Pero, de nuevo, el tiempo volvió a cambiar. De repente dejó de llover y la pista volvió a mejorar. En ese momento, Raikkönen, Vettel y Alonso eran los últimos. Rosberga batió el tiempo de Di Resta, que se quedó con la miel en los labios.
Pero los rivales del alemán eran Webber, Vettel y Hamilton, que apuraron el crono y tuvieron una vuelta más que sus rivales. Con la pista mejorando a cada segundo, los tres subieron a los primeros puestos.
Fue Hamilton el que logró el mejor tiempo, por delante de Vettel y Webber. Alonso se tuvo que conformar con el noveno puesto, muy lejos del rendimiento real de su Ferrari. Mañana le tocará remontar y esperar que la metereología le favorezca, esta vez, a él.
Por Manu Albarrán
