El reglamento del ‘hooligan’ tiene tres simples normas: primera, únicamente vale pegar con pies y manos; segunda, en el momento que un rival cae al suelo y se rinde, no se le puede golpear de nuevo; y tercera, gana el grupo que se mantenga en pie.
A pesar de que este código de pocas veces se cumple, los seguidores de los equipos suecos del GAIS de Göteborg y el Helsingborg IF siguieron a rajatabla los mandamientos del buen ‘ultra’ en la multitudinaria pelea acordada que les enfrentó el pasado sábado a varios kilómetros del estadio en el que se disputaba el partido para evitar la intervención de las fuerzas del orden.
La trifulca se celebró con un orden impropio en los enfrentamientos entre aficionados violentos. Los ‘ultras’ acudieron a la batalla campal equipados con camisetas y vendajes en las manos con los colores de su equipo y se enfrentaron a puñetazo limpio, sin la ayuda de objetos contundentes como palos, cadenas, piedras o armas de fuego.
Aproximadamente 100 ‘hooligans’ –unos 40 del GAIS y 60 del Helsingborg, que contaban con la ayuda de algunos radicales del equipo danés del FC Copenhague- intercambiaron mamporros durante aproximadamente un minuto hasta que los hinchas del Helsingborg, de rojo, aprovecharon su superioridad numérica para vencer a sus rivales.
Lo curioso del enfrentamiento es que, después de darse palos hasta en el carné de identidad, los ‘hooligans’ que ganadores del combate se acercaron a sus rivales caídos para pedirles perdón y felicitarles por su valentía en la pelea, según informa el diario danés 'Ekstra Bladet', una actitud muy poco habitual entre aficiones violentas. (La informacion.com)