Probablemente el Gran Premio de Alemania haya sido la mejor carrera de F1 de esta temporada. Sebastian Vettel ganó, pero lo hizo sufriendo mucho más de lo habitual. Los Lotus Renault se confirmaron como el segundo mejor coche de la parrilla tras los Red Bull.
Fernando Alonso, tras una nueva carrera impecable, remontó y acabó cuarto, posición que le sirve para minimizar la pérdida de puntos en la clasificación pero que deja la sensación de que podría haber subido al cajón.
Pocos podían esperar una carrera tan trepidante después de la primera vuelta. Vettel y Webber salieron mucho mejor que el "poleman" Hamilton y le adelantaron. Los dos Red Bull se ponían en cabeza y todo hacía apuntar a que nadie sería capaz de seguir su ritmo.
Tras ellos, se aglutinaba un pelotón en el que Fernando Alonso se tenía que conformar con el octavo puesto, el mismo que había logrado el sábado en la clasificación. La primera sorpresa llegó con el abandono de Massa, a las pocas vueltas de comenzar la carrera. Su Ferrari se rompió en la recta de meta y se quedó parado.
Poco después llegaron las primeras paradas en boxes. El protagonismo se lo repartieron Mark Webber y un cámara de televisión al que golpeó un neumático del Red Bull que el mecánico no había apretado bien. El australiano tuvo que volver a entrar y el cámara, después de congelar los corazones de los espectadores, acabó en el hospital. Eso sí, antes de irse del circuito dejó muestras de estar consciente y de tan sólo sufrir un traumatismo.
En el plano deportivo, todo siguió igual hasta el ecuador de la carrera. En ese momento, el coche fantasma de Bianchi obligó a salir al safety car. Todos los pilotos de la cabeza de carrera entraron por segunda vez a cambiar ruedas.
En ese momento, Alonso ya había adelantado a los dos Mercedes tras cambiar su estrategia inicial y volver a tres paradas. Eso sí, a Hamilton le tuvo que superar en pista, justo después de que el coche de seguridad abandonara la pista.
Dos contra uno
Esa maniobra le hizo alejarse de los tres pilotos que acabaron disputándose la victoria: Vettel, Grosjean y Raïkkönen. Los dos Lotus eran más rápidos que el Red Bull. Ambos llegaron a su estela a falta de veinte vueltas para el final. Fue entonces cuando el equipo británico se lo jugó todo.
Hizo parar a Grosjean y mantuvo en pista a Kimi. Era Vettel el que debía decidir si cubrir a uno o a otro. Por supuesto, el conjunto de la bebida energética no falló. Se metió a boxes una vuelta después que Grosjean confiando en que Kimi no lograra tiempos demasiado rápidos con unos neumáticos que estaban al límite de su vida.
A Vettel le salió bien la jugada porque defendió su posición, una vez que tanto Kimi como Fernando -que era cuarto- calzaron las ruedas blandas. A Vettel sólo le quedaba defenderse en pista, pero no de Grosejan.
Lotus ordenó al galo dejar pasar a Kimi, que iba más rápido y es quien pelea por el Mundial. El finés llegó a situarse a un segundo de Vettel y a tener la opción de abrir DRS para intentar rebasarle, algo que finalmente no logró. Idéntica situación le pasó a Fernando Alonso con Grosjean unos metros por detrás.
El asturiano llegó a su estela, pero no fue capaz de adelantarle, por lo que se tuvo que conformar con el cuarto puesto, el de la medalla de chocolate. De esta forma, Vettel sigue al frente de la clasificación general con 157 puntos, seguido de Alonso con 123 y de Raïkkönen con 116.
Por Manu Albarrán
