En breve se reunirán en Barcelona miles de nadadores para disputar los Campeonatos del Mundo. Mientras los elegidos celebran ese cónclave acuático, otros menos afortunados pelean simplemente porque les sea reconocido el derecho a practicar su deporte.
En esa situación se encuentra la iraní Elham Asghari, una nadadora de 32 años que se topa con la intransigente aplicación de patrones religiosos. Desde hace unos días Asghari denuncia su caso mediante un vídeo en YouTube, que ya ha sido visto en más de 120.000 ocasiones.
La nadadora, dedicada a la larga distancia, relata la última injusticia sufrida. En junio pasado cubrió 20 kilómetros en nueve horas en la costa del Mar Caspio, frente a la ciudad de Nowshahr, al norte del país. Una distancia habitual en las pruebas de aguas abiertas, pero que ninguna iraní había nadado hasta ahora.
Las autoridades deportivas de su país se han negado a reconocer su travesía. Lo consideran "religiosamente ilegal" por el mero hecho de que el perfil de su cuerpo se adivinaba debajo del ropaje mojado que utilizó. Asghari no nadó con un bañador convencional. Para atenerse a las normas morales que rigen sobre la mujer iraní, y también sobre las que practican deporte, la nadadora vistió un bañador formado por un jihab negro, que a modo de velo la cubría de cabeza a tobillo, dándole el aspecto de una manta raya.
La prenda en cuestión pesa seis kilos una vez mojada. "Ninguna nadadora aceptaría competir con esta vestimenta. Hacerlo daña mi cuerpo", explica en su vídeo Asghari. "Aunque respeté el código islámico respecto a vestimenta y había oficiales de natación en la prueba, las autoridades dijeron que era inaceptable, no importa cómo de islámica fue mi ropa", señaló en The Guardian.
La nadadora soportó cómo le regateaban la longitud de su travesía. Primero sólo le aceptaban que hubiera recorrido 15 kilómetros y, ante su protesta, subieron a 18. Finalmente, rechazaron reconocerlo. El único que tiene homologado en su país es otro nado de 12 km, en 2008.
"Mi récord en los 20 km ha sido secuestrado por gente que no podría nadar ni 20 metros. Es inaceptable. La natación no es exclusiva de los hombres", protesta la deportista iraní, que en otra ocasión sufrió el acoso de lanchas de la policía en otra prueba al sur de Irán.
A consecuencia de ello, sufrió heridas en piernas y cadera provocadas por las hélices de los botes. La versión de la Federación Iraní difiere: "No había ningún representante y no está claro que nadara 18 km", sostiene la encargada de la parcela femenina en la federación, Shahrnaz Vernoos.
"La natación en aguas abiertas para mujeres es contraria a las reglas del Ministerio de Deportes", añade, mientras desde el organismo se apunta que es una distancia no reconocida por la Internacional. Asghari se decantó por la natación en aguas abiertas en vista de las restricciones que las iraníes encuentran para practicar este deporte. Sólo lo hacen en recintos y en competiciones, y playas, separadas de los hombres. No pueden representar a su país en el extranjero —salvo en algunas competiciones como los Juegos Islámicos—, ya que no se permite que sean vistas en bañador. Todas estas cortapisas a la práctica de la natación por la mujer no impiden que Irán forme parte de la FINA./marca.com