Era la imagen más esperada y ha llegado a las primeras de cambio. El mismo lunes, sin esperar a que el campo se masifique con 25.000 espectadores diarios. Sergio García quiso hacerlo por la vía rápida, sin dejar tiempo a la especulación. Se acercó a Tiger Woods en el campo de prácticas, se dieron un apretaron de manos y charlaron brevemente.
La escenificación de una paz buscada y deseada por ambas partes aunque, sin duda, mucho más por la del español. Aquella broma del pollo frito le ha podido costar muy cara a García. Todo fue después de un calentón durante el pasado The Players, en que Sergio García acusó al número uno del mundo de molestarle durante un golpe a causa de la reacción que provocó en el público de Sawgrass al cambiar de palo.
Aquello, trivial, no debía pasar a mayores, pero las declaraciones del español en el Masters de Augusta argumentando que Tiger debía haberse descalificado tras un mal dropaje o lo que es una relación rota de forma pública desde hace muchos años no ayudó.
La escalada verbal creció hasta la broma del pollo frito y, entonces, se desató la tormenta. Desde la presión de la prensa hasta la de algunas asociaciones que pedían a los patrocinadores del castellonense retirarle su ayuda.
Una tempestad más bien que desde el entorno del español se intentó cortar de raíz. "Hablamos con su representante (Mark Steinberg) y le preguntamos si quería que llamásemos a Tiger (por teléfono) o era mejor esperar a Merion para hacerlo en persona".
Las palabras de Sergio García se referían a una disculpa que llegó por todos los medios posibles y que, sin embargo, ha tenido que esperar hasta la previa del US Open para ser real.
Brevemente, mientras Tiger daba bolas en el campo de prácticas, Sergio García se acercó por detrás, saludó a Tiger, se dieron un apretón de manos y charlaron unos segundos. Ninguna de las dos partes ha comentado nada respecto a lo que uno y otro dijeron aunque se supone que Sergio García repitió disculpa y Tiger la aceptó.
Un paso muy positivo para el español en la previa del segundo grande de la temporada, pues desde los medios estadounidenses se ha cargado contra el golfista español por los matices xenófobos de su comentario durante la cena de la asociación de jugadores del circuito europeo en Wentworth.
Ahora, el castellonense aún debe esperar a la reacción del público norteamericano hacia él y su entorno para poder centrarse únicamente en conseguir el que sería su primer torneo de Grand Slam. (elmundo.es)