(ABC) El duelo más desigual que se recuerda deparó una noche de vacaciones para España en el paraíso de Tahití. La selección de Polinesia planteó un partido amable en la segunda ronda de la Copa Confederaciones, guirnaldas de saludo y ni una patada.
Demasiada distancia entre el campeón del mundo y su rival sonriente. España regresó a Maracaná, donde no actuaba desde 1950, y refrescó sus estadísticas con una goleada previsible ante el enemigo más flojo que se recuerda. El estadio carioca tomó partido por los oceánicos, pero el resultado estaba escrito desde antes de jugar.
Diez goles en el equipaje de Tahití, con especial mención para Fernando Torres, que consiguió cuatro y falló un penalti. Sonaba el himno de Tahití por la megafonía de Maracaná y los jugadores oceánicos no sabían a qué carta quedarse. Lloraban con los acordes al sentirse privilegiados por representar a su país y buscaban la cámara de televisión para guiñar un ojo y saludar a la familia y amigos, al otro lado del Pacífico.
Era una fiesta para ellos y como tal administraron cada segundo. Antes de arrancar el partido los futbolistas de Tahití obsequiaron a todos sus colegas españoles con la típica guirnalda de bienvenida característica de la Polinesia. No se había disputado un minuto de juego y Tahití había sentado las bases de la noche: una sentencia del Dalai Lama. La paz verdadera se basa en la paz interior, porque no se puede construir la paz sobre la base de la ira.
Según eso la felicidad humana depende de tomar en cuenta a los demás. España se enfrentó a un rival desconocido, que lo confundió desde sus muestras de altruismo. Lejos de pernoctar con un catenaccio severo en el templo de Maracaná, la selección de Tahití propuso un convite.
Una defensa adelantada al estilo del Milán de Sacchi, ni una patada sobre el albero y cientos de sonrisas esparcidas en el césped sin un gesto adusto que lo acompañase. ¿Qué hacer con un enemigo así? Maracaná tomó partido a favor del débil. Ovacionó cada gesto de los polinesios y abucheó a los españoles en un veredicto que sobraba por grosero.
Marcó Torres en el minuto cuatro por la fuerza de la lógica. El portero de Tahití se fue al lado contrario para cerrar el hueco que dejaba a su derecha. El delantero de Fuenlabrada solo tuvo que aprovechar el regalo. Con menos tensión que en un entrenamiento privado, la selección española no exigió casi nada a Vicente del Bosque, quien, descansado en el banquillo, cambió a diez jugadores respecto al primer partido contra Uruguay, salvo a Sergio Ramos.
Pasaron muchos minutos antes de que España taladrase de nuevo la cazuela de Roche. El cancerbero de Tahití se llevó un golpe impetuoso de Fernando Torres, que puso más ganas que nadie y tuvo más facilidades que nadie también. La defensa adelantada favoreció su juego veloz de potente arrancada. Anotó Silva con la sutileza de su zurda maravillosa en un gran pase de Villa, volvió a marcar Torres en un contragolpe, hizo Villa el cuarto en un arreón final de España en la primera parte.
Goliat ya había aplastado a David, como era de rigor según los cánones de conducta de la presunta vanguardia del mundo occidental. Del Bosque le dio la puntilla al encuentro con la entrada de Jesús Navas. La velocidad del andaluz resultó nociva para la animosa colonia tahitiana, que ya no pudo reponerse de ninguna de las maneras.
La decadencia física y el ritmo vertiginoso de Navas por la banda derecha acabaron para siempre con la ingenuidad de los oceánicos. Fue un derrumbe total ante la campeona del mundo, que empezó a conseguir goles como quien despacha churros en hora punta con el alba.
Fue el momento de Torres, que logró dos goles más, falló un penalti, animó al guardameta Roche y buscó la oportunidad de engordar sus cifras con una ambición natural, la que no latía en Maracaná. También Villa se puso las botas. España llegó a la cifra de diez goles. Un tanteo normal a la vista de la distancia futbolística.
Ficha del partido
España: Reina; Azpilicueta, Ramos (Navas, min.46), Albiol, Monreal; Javi Martínez, Mata (Fábregas, min.69), Silva, Cazorla (Iniesta, min.77); Torres y Villa.
Tahití: Roche; Ludivion, Vallar, J.Tehau, Lemaire (Vero, min.74), Aitamai; Bourebare (L.Tehau, min.69), Caroine, Vahirua, Chong Hue; y A.Tehau (T.Tehau, min.53).
Goles: 1 – 0, min.5, Torres. 2 – 0, min.32, Silva. 3 – 0, min.34, Torres. 4 – 0, min.39, Villa. 5 – 0, min.49, Villa. 6 – 0, min.57, Torres. 7 – 0, min.64, Villa. 8 – 0, min.66, Mata. 9 – 0, min.78, Torres. 10 – 0, min.89, Silva. Árbitro: Djamel Haimoudi (ARG). Amonestó con tarjeta amarilla a Cazorla (min.44) en la selección española. Estadio: Maracaná, Río de Janeiro.