Por Abel Sánchez/Especial para Pasión Magazine
La selección brasilera de fútbol derrotó hoy a Uruguay en la primera semifinal de una Copa Confederaciones que ha tenido emociones, quien lo duda, pero escasas sorpresas.
En el primer tiempo los dos equipos salieron a jugar según lo esperado: Uruguay atrincherado con una defensa que da muy pocos espacios y Brasil atacando con un Neymar al frente que hizo de todo: dio regates, asistencias y clases de actuación. Sin embargo, la primera oportunidad de marcar la tuvo Uruguay en el minuto 14 cuando el réferi le concedió un penal tras una falta de David Luiz sobre Diego Lugano dentro del área brasilera.
Julio César y Diego Forlán, antiguos compañeros en el Inter, ahora se medían frente a frente. El uruguayo parecía tranquilo, se colocó detrás de la pelota, dio una corta carrera y soltó un disparo bien colocado a la derecha de la portería pero sin demasiada fuerza. El portero rival le adivinó la intención y rechazó el remate dejándose caer sobre el costado izquierdo.
Los uruguayos dejaban escapar una oportunidad que luego les pesaría. Durante el resto del primer tiempo Brasil tuvo mucho más la pelota, pero de nada sirvieron las internadas de Dani Alves y Marcelo por las bandas ni las filigranas del habilidoso Neymar ante la sólida defensa uruguaya.
Faltaban cinco minutos para ir al descanso cuando el nuevo fichaje del Barcelona le ganó las espaldas a los centrales Lugano y Godín y recogió un pase largo que venía desde casi la mitad de la cancha. Muslera logró esquivar el remate a bocajarro, pero no pudo evitar que el rebote cayera en las piernas de Fred. Este solo tuvo que empujar la pelota dentro de la portería para poner a su equipo delante en el marcador.
Al regreso de los vestidores, quizá aupados por la charla de maestro Oscar Washington Tabárez, los uruguayos salieron presionando desde arriba y apenas en el minuto 48 Edinson Cavani aprovechó un titubeo de la defensa rival para igualar el marcador. A partir de ese instante el partido estuvo mucho más parejo, y por momentos el Estadio Mineirão recordaba a aquel Maracaná del 50.
Pero no fue así, la entrada de Bernard por Hulk en el minuto 62 le dio un poco más de profundidad y velocidad a un Brasil que a ratos parecía perdido.
Aunque no sería hasta el minuto 86, casi al final del partido, que Paulinho le ganaría en el salto al defensa uruguayo Martín Cáceres, luego de un córner cobrado por, faltaría más, el genio Neymar. Uruguay lo intento hasta el final, igual que siempre, con el propio Muslera subiendo hasta el área rival para recibir los saques de esquina, pero este equipo poco a poco se va pareciendo cada vez menos a aquel que sorprendió en el mundial de Sudáfrica.
Y eso fue todo. Brasil quedó como primer clasificado para la final del domingo, a la espera del que resulte vencedor entre España e Italia, y Uruguay nos dejó a muchos con la ilusión atragantada de vivir un nuevo Maracanazo. El próximo año quizás.