Más de dos horas y media de desgaste en el Campo Centrale. Un severo peaje para Rafa Nadal en octavos, la víspera de su duelo ante David Ferrer, que ni siquiera tuvo que pisar la pista por la indisposición de Philipp Kohlschreiber. Un esfuerzo de más del hexacampeón en Roma, obligado al máximo por Ernests Gulbis, tenista tan creativo como irregular (1-6, 7-5 y 6-4].
El letón enlazó 59 golpes ganadores, entre ellos 15 'aces'. Juego de alto riesgo, donde se incluyeron además 50 errores no forzados. Todo llevado al límite, como acostumbra Gulbis, que ya había presentado dificultades a Rafa en los cinco duelos previos. Quizá nunca tantas como esta vez. Sin embargo, una vez más, el rey de la arcilla salió a flote.
"Fue un partido muy difícil. He empezado un poquito parado, pero no sé si aunque hubiese comenzado al ciento por ciento hubiera podido. Lanzó muchos palos", señaló a TVE el vencedor. "Cometí errores y me costó encontrar el ritmo", ratificó Nadal.
El revés endiablado
Recordaba el español su embotado arranque, a su peor nivel desde el regreso a las pistas. Planeaba incluso la sombra del 'rosco', algo insólito en su hoja de servicios desde el Masters de Londres 2011 ante Roger Federer. Con un juego salvó el orgullo, pero no el set, que cerró con únicamente tres golpes ganadores.
Nadal intentó hacer tabla rasa hasta igualar la situación. Al otro lado, Gulbis seguía intratable con su servicio y hubo que esperar 14 juegos para verle ceder su primera bola de 'break'. El balear se coló por la grieta y se puso con 5-3 y saque, pero el letón volvió a resurgir (5-5) amparado en un revés endiablado. Con el partido en ebullición, Nadal dio un paso adelante y fue sembrando bolas de set hasta que a la quinta llegó la vencida.
En la tercera manga, con ambos protagonistas a gran nivel, se barruntaba que un error 'mataría' al autor. Así parecía cuando el balear se puso con 4-2 y saque tras romper a Gulbis, pero se repitió el guión y retornó la igualdad (4-4). En los instantes decisivos, pesó la diferencia de ranking (5º frente a 46º) y la experiencia. Nadal volvió a la carga al resto y, aunque el letón aún tuvo fuerza para levantar la segunda bola de partido con las cuerdas de la raqueta rotas, la tercera ya fue insalvable.