Washington, 15 may.- Un mes después de los atentados de la maratón de Boston, que provocaron la muerte de tres personas y heridas a varios centenares, la ciudad continúa la colecta de fondos para las víctimas, mientras algunos heridos todavía permanecen ingresados.
Seis personas permanecen aún hospitalizadas, según el último balance difundido hoy por los medios estadounidenses con motivo de la conmemoración.
Casi todos los heridos han salido ya de los hospitales, pero decenas de ellos, que sufrieron mutilaciones, quemaduras y heridas lacerantes, encaran una rehabilitación larga y extensas facturas por servicios médicos.
El sospechoso por los ataques con bombas construidas en ollas a presión Dzhokhar Tsarnaev, de 19 años de edad, permanece recluido en el Centro Médico Federal en Fort Devens, a 65 kilómetros de Boston, a la espera de juicio bajo cargos de terrorismo y homicidio que podrían llevarle a la pena de muerte.
Una controversia rodea la sepultura de su hermano Tamerlan, de 26 años, quien murió baleado por la policía tres días después del peor ataque terrorista en Estados Unidos desde que comandos de Al Qaeda estrellaran aviones en Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001.
El cuerpo de Tamerlan Tsarnaev fue sepultado la semana pasada en el cementerio Al-Barzaj de Doswell, Virginia, después de que los cementerios de varias ciudades se rehusaran a aceptarlo, por temor a protestas y profanaciones.
Ese entierro causó protestas en Virginia y el jefe de la Policía del Condado Caroline, Tony Lippa, emitió el sábado pasado una declaración indicando que su oficina había revisado el certificado de defunción, el permiso de entierro, el permiso de transporte del cuerpo de Massachusetts a Virginia y otros documentos, y determinó que todo el proceso había sido legal.
Lippa añadió que no se había informado de incidentes en torno a la tumba, pero aseguró que "no desviará los limitados recursos del gobierno para proteger una sepultura, especialmente la de ese terrorista".
Otra polémica más se agita en el Congreso de Estados Unidos donde los republicanos sostienen que el Gobierno del presidente Barack Obama no hizo lo suficiente para vigilar a los sospechosos aún después de que Washington recibiera advertencias de Rusia sobre las supuestas vinculaciones de Tamerlan con extremistas en Chechenia.
Los familiares de dos heridos por las explosiones recorrieron hoy la ruta de la malhadada maratón.
Los hermanos JP y Paul Norden perdieron una pierna cada uno y sufrieron quemaduras y heridas de esquirlas en las explosiones, y hoy sus hermanas Coleen y Caitlin, y su tío Peter Brown, recorrieron la senda de la prueba atlética en un esfuerzo por recolectar fondos para los dos hermanos.
Una declaración divulgada por la familia señaló que esperan donaciones de un dólar por persona "para demostrar nuestro afecto, solidaridad y aliento para los heridos y para rendir tributo a nuestros muchachos".
El gobernador de Massachusetts, Deval Patrick, y el alcalde de la ciudad, Tom Menino, indicaron a una estación de televisión local que la campaña "One Fund Buston" se estableció como sitio central para recolectar fondos de ayuda a las víctimas de las explosiones.
Hasta ayer el fondo había recibido más de 30 millones de dólares, de los cuales 12,4 provienen de donaciones del público y 17,6 de contribuciones empresariales.
El fondo, que distribuirá sus donaciones a quienes las necesiten el 30 de junio, lo estableció el abogado Kennety Feinberg quien gestionó el Fondo de Compensación a Víctimas de los ataques terroristas en 2001.
Por su parte, el Jefe de Bomberos de esa ciudad de Massachusetts, Steve Abraira, encara una insurrección de los 13 subjefes de bomberos que opinan que su comandante no asumió de forma debida su mando tras el estallido de las dos bombas.
Los jefes de las 13 estaciones del Cuerpo de Bomberos de Boston señalaron, en una carta, que no tienen confianza en Abraira a quien calificaron como "un jefe fantasma que jamás anunció su llegada (al sitio de las explosiones) por radio ni asumió la autoridad de comando".
Abraira, en declaraciones a la televisión local, dijo anoche que él creyó que todo funcionó de manera debida con los subjefes en el lugar de las explosiones.
El exjefe de bomberos de Dallas (Texas) añadió que su función es de carácter administrativo y si "uno puede reforzar el comando o si las cosas van mal, entonces sí es necesaria su presencia".
"Pero en ese contexto no tenía sentido porque ya estaban los oficiales de alto rango que hacen esas tareas cada día", dijo. (Agencia EFE)