Mateo Gough se agarró a la suerte para salir vivo de este accidente después de que un fallo en su paracaidas lo desequilibrara en su salto de 300 metros en el Lago de Garda, en el norte de Italia. Por increíble que parezca sólo tuvo que lamentar unas pequeñas heridas.
El paracaidista británico, de 25 años, había completado con éxito más de 700 saltos con paracaídas y 180 saltos de los llamados ‘base jumping’ donde se usa un traje especial para poder volar y experimentar la sensación de una caída libre.
“Cuando toqué tierra me encontraba en estado shock y dudando si aún seguía con vida”, confesó Gough, que ahora se recupera de las heridas en Birmingham.