Tensión y miedo, pero también esperanza. Los compañeros de Juanjo Garra, el alpinista accidentado que permanece desde hace dos días retenido con un tobillo roto, a una altura cercada a los 8.000 metros, saben que cada hora que pasa sin que reciba ayuda, las cosas se complican más. Sin embargo, las últimas noticias recibidas desde el Dhaulagiri resultan alentadoras.
Después de unas horas con la comunicación interrumpida, esta mañana se ha logrado hablar de nuevo con Juanjo Garra a las 9.42 horas locales. En la conversación mantenida esta mañana a través del móvil del sherpa se ha comprobado que, aunque fatigados, ambos se encuentran bien y con ánimo.
El catalán sufrió un accidente en la bajada de la cima de esta montaña de 8.165 metros situada en Nepal, cuando uno de los sherpas se escurrió sobre el hielo, alcanzándole y rompiéndose el tobillo.
Imposibilitado para continuar pasó una primera noche al raso a 8.000 metros de altura en compañía del sherpa Kheshap, quien en ningún momento se ha separado del español.
Durante toda la jornada de ayer, la pareja logró descender 100 metros, mientras que al pie de la montaña se organizaba el rescate. Un primer helicóptero logró dejar a tres sherpas con agua, provisiones y abrigo a una altura de 6.300 metros. En este momento, al menos uno de los sherpas ha alcanzado el campamento 3 de la ruta normal de la montaña, a 7.300 metros de altura. Le separan de la pareja unos 500 metros. El helicóptero ha podido comprobar desde el aire que Garra y Kheshap no se han salido de la ruta de subida, lo que facilitará el encuentro con los rescatadores.
Es fundamental que los tres sherpas alcancen a Garra y su compañero antes de que caiga una nueva noche, para ayudarles en el descenso y pierdan la mayor altura cuanto antes, evitando el irreversible deterioro que sufre el organismo a esas alturas.
Mientras todo esto sucede en el Este de Nepal, en la otra parte del país, Jorge Egocheaga, Ferran Latorre, Álex Txikon y el argentino Damián Benegas, esperan que mejore el tiempo en la zona del Everest esperan una mejoría del tiempo para volar en helicóptero lo más alto posible en las laderas del Dhaulagiri y empezar a subir para ayudar en el rescate de Garra.
Rescatado un alpinista hindú
Durante las maniobras del helicóptero para dejar a los sherpas en las laderas del Dhaulagiri, Simone Moro, el piloto italiano, descubrió desde el aire a un alpinista que se encontraba aislado a 7.400 metros, en una zona por encima del campamento 3 de la ruta normal.
Simone Moro logró maniobrar su aparato lo suficiente para poder arrancarlo de la montaña. Ya en el campamento base se ha comprobado que era un alpinista indio que se había perdido hace dos días y nadie había sabido nada más de él. La evolución de los helicópteros y la maestría de pilotos como Simone Moro y Mauricio Folini ha permitido desde hace cuatro temporadas realizar operaciones de salvamento en alturas impensables hace pocos años.
El récord de altura para un vuelo en helicóptero es de 12.442 metros y el 14 de mayo de 2005, un helicóptero de la compañía Eurocopter, pilotado por el francés Didier Delsalle, de 48 años, se posó en la cima del Everest, 8.848 metros, soportando vientos de 121 kilómetros por hora. En 2010 otro helicóptero de la compañía Fishtail logró sobrevolar la cima del Annapurna, 8.091 metros, mientras buscaba al español Tolo Calafat, que se había perdido en el descenso de la montaña.
El rescate del alpinista indio en el Dhaula ha sido el segundo más elevado realizado nunca. El primero se efectuó el 21 de mayo de 2013, hace solo 3 días, en el Everest, cuando el citado Folini, en un vuelo de reconocimiento sobre el collado Sur, 8.000 metros, descubrió un grupo de alpinistas que descendían con dificultades a un herido. Se trataba del canadiense de ascendencia nepalí Pasanh Tenzing Sherpa, quien había sufrido un accidente.
Con gran riesgo logró engancharle cuando estaba a 7.800 metros y depositarle en el campamento base, en lo que constituye el rescate realizado a mayor altura. En abril de 2010, se efectuó un complicado rescate en el Annapurna en el que también estuvieron implicados alpinistas españoles. Sucedió durante la bajada de la cumbre, cuando el citado Calafat se perdió, quedando retenido a 7.500 metros en un estado de agotamiento extremo. Sus compañeros, Juanito Oiarzabal y Carlos Pauner, lograron descender hasta el último campamento, afectados de congelaciones y también exhaustos.
Sólo el sherpa Dawa intentó subir hasta Calafat para llevarle agua, abrigo y medicación, aunque no consiguió encontrarle. Se organizó entonces un rescate con helicóptero que después de una operación de altísimo riesgo, no logró descubrir a Calafat, tal vez enterrado por la nieve, pero sí sacar de una altura de 7.100 metros a Oiarzabal y Pauner.
