El circo de la Fórmula Uno llega este fin de semana a Mónaco, una de las citas más mediáticas del calendario. El pequeño Principado de la Costa Azul francesa volverá a vestirse de gala para ser el mejor anfitrión posible del que es el Gran Premio más elitista de todo el año.
Si ya de por sí este pequeño país es uno de los más caros de Europa, durante el fin de semana en que la Fórmula Uno llega a él, los precios se disparan. Sin embargo, para mucha gente esta carrera es uno de esos eventos en los que merece la pena excederse en los gastos y ahorrar un poco más durante el resto del año.
De hecho, al Gran Premio de Mónaco hay que ir con una buena cantidad de dinero ahorrada. Sólo con las entradas, el alojamiento, el transporte y la comida el precio ya es considerablemente alto. Si a eso añadimos gastos extra como regalos, recuerdos, algún capricho, jugar en el casino, viajar en helicóptero, montar en barco o ver la carrera desde la piscina de un edificio el precio total puede ser desorbitado.
¿Sólo el domingo?
Pero vayamos por partes. Para ir a ver la Fórmula Uno es indispensable tener una entrada al circuito. Suponiendo que nos conformemos con ir sólo el domingo, podemos adquirir entradas por 89 euros. En la peor zona, situada entre La Rascasse y la doble curva de entrada a meta llamada Anthony Noghes; pero al menos veremos en directo a los bólidos.
Acudir al circuito el jueves para ver los entrenamientos libres nos puede costar entre 65 y 74 euros más. Si también deseamos acudir el sábado a la clasificación, entonces deberemos desembolsar entre 109 y 440 euros. Y el domingo podemos escoger una mejor situación en el circuito si pagamos 690 euros por ir a una grada o 1500 si queremos ver el Gran Premio desde un yate, en el que se incluye bebida y comida.
Helicóptero y limusina
A este gasto inicial hay que sumar, mínimo, el viaje hasta Mónaco y el alojamiento. Como trasnochar en el Principado es muy caro, lo más recomendable es pernoctar en alguna ciudad cercana como Niza. Eso implica que cada día que vayamos al circuito deberemos pagar un medio de transporte. Lo más económico es un bus, aunque los más derrochadores podrán apostar por ir en helicóptero. Cada billete de adulto cuesta 110 euros y la duración del vuelo es de unos diez minutos.
Alojarnos en los hoteles más lujosos de Mónaco (el Monte-Carlo Bay Hotel Resort, el Hermitage Hotel o el Metropole Hotel) nos puede salir por un precio mínimo de siete mil euros de jueves a domingo. Muchas de las habitaciones, eso sí, tienen vistas al circuito.
Una vez llegados al Principado, podemos ir al circuito andando o aprovechar la ocasión para conocer la zona a bordo de una limusina. Una de las paradas obligatorias del tour será el Casino, donde la gran mayoría de visitantes prueban suerte, aunque sea con el dinero suelto que llevan en los bolsillos.
Pero las carreras de coches, además, acaban dando hambre. Aunque el hotel (u hostal) tenga pensión completa, será obligatorio comer en Mónaco porque las carreras son a mediodía. Se pueden encontrar restaurantes con menús por diez o veinte euros. Eso sí, si se quiere probar la alta comida francesa, uno puede alcanzar de nuevo las tres cifras en gasto culinario.
Por supuesto, es impensable volver a casa sin algún recuerdo del paso por el Principado. Gastarse los últimos euros en un imán, una taza, la típica camiseta de “Alguien que te quiere mucho…” o cualquier otro ornamento es casi obligatorio.
Así, el gasto total del Gran Premio de Mónaco podría ser, al menos, del sueldo anual de un persona de nivel medio. Uno llegará a casa con la sensación de haberse gastado mucho dinero, pero también con la satisfacción de haber vivido en una burbuja durante cuatro días y de haber disfrutado en primera persona de uno de los eventos más llamativos de cuantos se celebran al año en el mundo. ( Manu Albarrán)